Un trabajo en equipo para abrir nuevos caminos
Los ojos de Rosa transmiten bondad, paciencia y agradecimiento. Son ojos sonrientes a pesar de la dureza que supone una vida de incertidumbre, miedos y luchas por un hijo con un trastorno de salud mental grave aflorada a muy temprana edad. Son muchos años de incomprensión en la propia familia, en la escuela, con las amistades. «Hemos perdido a muchos amigos porque la situación es tan compleja que la gente no quiere venir. Te encuentras solo, muy solo. Solo lo entienden las familias que pasan por la misma situación», nos cuenta Rosa.
Las circunstancias del hijo de Rosa son similares a muchos otros jóvenes con trastornos de salud mental graves que ya han agotado todos los recursos y servicios de salud mental sin acabar de encontrar el camino que les permitan desarrollar un proyecto de vida. Son historias de diagnósticos múltiples, de pocas soluciones y de agotamiento familiar más allá de lo soportable.
En Cataluña, algunos de estos casos complejos se están gestionando desde finales del 2021 a través de los Equip Guia, un programa de intervención integral que atiende a población de entre 12 y 25 años sin proyecto vital, con un diagnóstico clínico de trastornos del neurodesarrollo (trastorno del espectro del autismo, síndrome alcohólico-fetal o TDAH), funcionamiento intelectual límite y trastorno mental (trastorno depresivo, trastorno bipolar, trastorno psicótico) y de conducta transgresora que causen una gran alarma en el entorno social, familiar, educativo o laboral. Se trata de equipos interdisciplinares que abordan los casos con una perspectiva comunitaria y con una nueva mirada.
«Nuestros objetivos ya no son los objetivos de un terapeuta» explica Vanessa Vilella, psiquiatra del Equip Guia Ámbito Metropolitano Sur y Vallès Oriental del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, «o de un educador o un trabajador social, son objetivos mucho más llanos, más de lo que pasa en esa casa con ese chico o esa chica».
«El caso del hijo de Rosa llega a nosotros en un momento en el cual la familia estaba muy desbordada porque a pesar de tener muy buenas intenciones y mucho cariño, ya se habían agotado las ideas sobre cómo gestionar la situación», explica Vanessa. «Mi hijo ya había pasado por diferentes recursos, donde le habían diagnosticado TDAH, TEA, trastorno negativista-desafiante, problemas con las pantallas, aislamiento, problemas con la higiene, y de comida», narra Rosa.
El Equip Guia aborda casa caso con la conciencia de que esto es un trabajo de equipo entre ellos, la familia y el propio joven. Una carrera de fondo en la que se van probando estrategias para cambiar rutinas y dinámicas y lograr que la persona sea funcional. El hijo de Rosa llegó a estar en una situación crítica, con riesgo vital, por su extrema adicción a las pantallas. Una vez estabilizada la situación, han ido trabajando para encontrar un recurso terapéutico y educativo adecuado y hacer pequeños avances que permitan crear nuevas oportunidades vitales y relacionales para el hijo de Rosa. «Todo este proceso no ha estado exento de preocupaciones, miedo y dudas por parte de la familia», explica Vilella, «por eso hacemos un acompañando muy cercano. En situaciones como esta, intentamos aportar comprensión y acompañamiento, tiempo de reflexión y empoderamiento para poder seguir buscando alternativas y dar espacio a las familias para coger un poco de fuerza».
«Ahora mismo es otro niño, lo que pasa es que todavía tiene sus dificultades, hay muchas cosas todavía por las que trabajar, pero está mucho mejor», explica Rosa. Los pequeños avances pueden parecer pasos de bebé, pero para la familia son un mundo, son nuevas oportunidades y pequeñas esperanzas ante tanta adversidad.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
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