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El sueño en niños y niñas con autismo

Una mala calidad de sueño implica una menor comunicación social
SOM Salud Mental 360
Redacción
SOM Salud Mental 360
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Los trastornos del sueño en los niños y niñas con trastorno del espectro del autismo (TEA) son muy frecuentes y motivo de preocupación en las familias. Òscar Ramon Sans, neurofisiólogo clínico y Jefe de la Unidad de Trastorno del Sueño del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, y Aritz Aranbarri, neuropsicólogo clínico infantil de la Unidad TEA del Área de Salud Mental del mismo hospital y co-investigador principal del estudio iCase, han compartido su conocimiento sobre la materia en una charla para familias impulsada por la Federació Catalana de Autismo y el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona.

Existe evidencia contrastada sobre los beneficios de dormir bien, es decir, de tener una cantidad y una calidad de sueño adecuada. Algunos de estos beneficios son:

  • Disminución de problemas cardíacos.
  • Ayuda al sistema inmune.
  • Disminución de la ansiedad al comer.
  • Ayuda a la pérdida de peso.
  • Ayuda a la memoria.
  • Disminuye el estrés y los síntomas depresivos. 

El sueño es básico en todas las etapas de la vida, pero en la infancia tiene implicaciones en el desarrollo sináptico y en la maduración del cerebro de los niños, durante el sueño es cuando se sintetiza, además, la hormona del crecimiento. El sueño insuficiente se relaciona directamente con problemas cardiovasculares, diabetes, sobrepeso, obesidad, estrés, accidentes y disfunción inmune. Conlleva, así mismo, problemas emocionales, conductuales y cognitivos.

Los niños y niñas con problemas de neurodesarrollo tienen una alta prevalencia de problemas de sueño, entre el 50-80% frente al 25-30% de los niños neurotípicos.

Esta falta de calidad en el sueño se vincula también a un empeoramiento de la situación clínica de estos niños durante el día. El doctor Sans explica que es frecuente que la familia no comparta este problema de sueño porque a veces se asume como normal y a la familia le preocupa más otros temas, es por ello que este problema suele llegar a la consulta un poco tarde.

«Con la mejoría del sueño veremos también una mejoría de los síntomas principales diurnos que tienen los niños con autismo», apunta el doctor Sans.

Se pone el énfasis en la importancia de evaluar sistemáticamente los problemas de sueño en los niños y adolescentes con trastorno del espectro autista.

Según los datos explicados en este webinar, seria a partir de los 30 meses de vida cuando se empiezan a evidenciar que los niños y niñas con autismo duermen menos que el resto de niños neurotípicos y que tienen más despertares nocturnos. En este sentido, es importante prestar atención porque cuanto más corto sea el sueño mayores dificultades tendrán desde el punto de vista comunicativo. Sobre los motivos por los que esto sucede, se apunta a un origen multifactorial: biológico, médica (por ejemplo, la presencia de crisis epilépticas, de reflujo gastroesofágico, apneas, movimientos inquietos de piernas, etc.) y conductual. El trastorno más frecuente es el insomnio, pero también puede aparecer síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS), síndrome de piernas inquietas (SPI), movimientos periódicos de las piernas durante el sueño (MPP) o trastornos rítmicos del movimiento (TRM).

¿Cuál es la repercusión de la falta de sueño en niños con autismo?

Las rutinas de sueño se deben concebir como algo de 24 horas: dormir bien significa pasar mejor el día, y al revés, pasar mejor el día repercute en dormir mejor. Cuando hay una mala calidad del sueño en niños y niñas con TEA, aumentan los síntomas principales como la agresividad, el estado de ánimo, la hiperrespuesta sensorial, el rendimiento y la memoria, la conducta compulsiva y rituales, las estereotipias y, sobretodo, disminuye la socialización y la comunicación.

También es importante comprender el impacto que tiene la falta de sueño de estos niños y niñas en sus familias, en sus cuidadores, puesto que éstos también dormirán mal y, por lo tanto, afectará a su descanso y funcionalidad durante el día.

Pautas para mejorar la calidad del sueño

Los hábitos de sueño y las rutinas son indispensables:

Mantener horarios regulares:

  • Hora de ir a dormir
  • Hora de despertarse
  • Horas de alimentación
  • En caso de consumir dispositivos electrónicos a última hora de la tarde, activar el modo sueño (bloqueadores de la luz blanca/azul).

Mantener una luz ambiental nocturna: espectro naranja

Tiempo para desactivar

Una vez estas rutinas existen, se pueden mejorar con otras rutinas que ayuden a activar el sueño de forma previa a la propia rutina del sueño. Es decir, realizar cosas, fuera de la habitación del niño o niña, que favorezcan la relajación previa para bajar el cortisol y la temperatura. Es una fase previa que recude la incertidumbre porque el niño ya sabe que toca prepararse para ir a dormir.

La mayoría de niños y niñas con autismo necesitan tomar melatonina, un fármaco no financiado por el Sistema de Salud, para mejorar el inicio o el mantenimiento del sueño. En algunos casos se administra melatonina de liberación prolongada. El Dr. Sans advierte, sin embargo, no realizar nunca un tratamiento médico para un trastorno de sueño como única medida, sino que primero debe haber unas buenas rutinas y hábitos de sueño.

Entender las alteraciones de sueño en niños y niñas con trastornos de neurodesarrollo

En este mismo webinar, se ha podido conocer los detalles del Estudio iCase: Disrupción de los ritmos circadianos en población infantil con alteración del neurodesarrollo (TDAH y TEA) y su impacto sobre la salud y la calidad de vida, que se está llevando a cabo  por las unidades de TDAH y UnimTEA (Unidad Multidisciplinar del Trastorno del Espectro del Autismo), y en colaboración con la unidad del sueño, pertenecientes al Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. El estudio, en el que se puede participar si se cumplen los requisitos, tiene como objetivo evaluar patrones circadianos en niños y niñas de entre 7 y 12 años de edad (edad escolar) con un trastorno del neurodesarrollo como es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o el trastorno del espectro del autismo (TEA) para detectar posibles alteraciones del sueño o de la conducta alimentaria, que es muy habitual en estos dos trastornos.         

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 13 de Junio de 2023
Última modificación: 13 de Junio de 2023