Mantener el vínculo educativo cuando un alumno necesita una hospitalización en unidades de salud mental
En determinadas ocasiones, el profesorado de escuelas e institutos deben afrontar que algunos de sus alumnos o alumnas no puedan asistir a la escuela, desapareciendo del aula por cuestiones justificadas. En el caso que nos interesa, por una hospitalización por motivos de salud mental. A menudo este hecho motiva que el profesorado, amparado en el respeto a la persona, tenga dudas sobre cómo actuar, cómo mantener el vínculo con el alumno, comunicarse o no con él, etc.
Surgen muchas preguntas: ¿Hay siempre profesionales docentes en los centros hospitalarios de salud mental dado que la escolarización es obligatoria hasta los 16 años? ¿Qué esperan de sus docentes los niños y adolescentes cuando están hospitalizados? ¿Qué impacto tiene en su día a día no poder asistir a su aula habitual?
Como docente en una unidad de hospitalización especializada en salud mental, aportar la vivencia del alumno y del docente puede ayudar a descubrir que los niños necesitan sus apoyos más cercanos y diarios y, la escuela y sus profesores, son personas relevantes que aportan significado a su día a día.
Así pues, nos vamos centrar en ver algunos consejos que pueden servir al profesorado para poder llevar a cabo un buen seguimiento tanto para que el alumnado no se desvincule de su formación académica, como para ayudarlo a nivel personal en su proceso hospitalario.
¿Cómo funciona el aula hospitalaria?
Cuando uno de nuestros estudiantes necesita un ingreso de una duración de 30 días o más, la ley de Derechos y Oportunidades en la Infancia y la Adolescencia de 2010, ampara el derecho a cubrir las necesidades escolares y educativas, el juego y la realización de actividades culturales y de acompañamiento, siempre que el estado de salud lo permita. En este contexto, en las unidades de hospitalización, existen las aulas hospitalarias. Estas aulas deben reproducir al máximo un entorno similar al de un centro educativo, satisfaciendo así las necesidades de la persona escolarizada, así como el horario de atención a la misma.
Es el centro educativo quien generalmente aporta las actividades o el material curricular a trabajar, tratando de priorizar determinados ámbitos de trabajo como la lengua, la comprensión lectora, las matemáticas, la lengua extranjera o las ciencias sociales. A su vez, los docentes del aula hospitalaria pueden crear sus propios materiales curriculares o adaptarlos en función de las necesidades individuales pudiendo priorizar ciertas actividades específicas en las que poder trabajar aspectos como la educación emocional, la educación para la salud u otras actividades relacionadas con las habilidades sociales o cotidianas de la vida diaria. No hay que olvidar que es la escuela o el instituto quien se encarga de evaluar, pactando previamente con el profesorado del hospital los mínimos que el alumno deberá realizar, la forma de trabajar y de coordinarse.
¿Se debe explicar al grupo-clase la ausencia del alumno?
Como profesionales del ámbito educativo siempre hay que prestar especial atención al tratamiento y gestión de la información cuando se produce una hospitalización. En primer término, son los progenitores o tutores legales los que tienen que facilitarnos la información y autorizarnos, asimismo, en relación a la explicación que debemos dar a los compañeros de clase en cuanto al motivo por el cual su compañero no asiste al centro escolar y consensuarlo con el menor.
Habitualmente, los padres piden consejo también a los docentes y es adecuado poder pactar la explicación a proporcionar dado que, a menudo, los problemas de salud mental pueden generar estereotipos o malos entendidos. Sin embargo, también constituyen una oportunidad para normalizar esta problemática, nunca existen dudas cuando hay que aclarar que un alumno no asiste a clase por un accidente, sin embargo, cuando es por una depresión pueden darse dudas sobre qué explicar. Es importante velar siempre por la integridad y la dignidad personal, reservando y comunicando solo aquello que sea imprescindible y necesario, actuando siempre en favor del alumno.
Podemos aprovechar la situación para investigar e indagar sobre los problemas o las inquietudes sobre la salud mental que tienen actualmente nuestro alumnado y difundir a la comunidad educativa del centro programas de sensibilización, hablando con profesionales de la salud mental que nos acerquen un poco más a la situación real de esta problemática.
Mantener la vinculación con el centro
Por otro lado, la experiencia por parte de la persona atendida enfrentándose a una vivencia difícil en la vida dentro de un hospital es muy intensa y, en algunas ocasiones, se puede caer en la nostalgia, la desidia y la tristeza por no poder asistir a clase con sus compañeros. Es significativo hacer que el alumno se sienta parte del aula sin perder el contacto, para que no perciba que sus compañeros, su tutor y, en definitiva, su centro educativo se ha olvidado de ellos. Esto es aún más importante en aquellos casos que requieren una hospitalización prolongada, ahí es donde se corre el mayor riesgo de excluir a la persona.
Estrategias para seguir vinculando al alumno hospitalizado
- Añadir a las tareas un pequeño saludo inicial por parte del docente y los compañeros, personalizando las actividades y aprovechando para enviar los mejores deseos de parte de todos. Este pequeño gesto supone una gran alegría para el niño o adolescente que tiene que realizar la actividad y no significa mucho esfuerzo para el profesorado.
- Si se da el visto bueno desde el hospital, con autorización de los padres y de la escuela, es realizar una llamada telefónica, una carta, un correo electrónico o una videollamada. Tal vez los compañeros del alumno o alumna a puedan hacer un video de apoyo o enviar un mensaje de voz alentando a la recuperación y motivando a nuestro alumno para que no se desanime, ya que «lo están esperando con ganas y los brazos abiertos».
- Adecuar y adaptar los contenidos y las actividades al contexto y la realidad del alumno ingresado. En este sentido es de gran importancia la coordinación con los docentes del aula hospitalaria, los cuales podrán ofrecer información en relación a las necesidades de adecuación del material. Es recomendable enviar un material ordenado y de fácil acceso para el alumno. Que contenga instrucciones claras, acotadas y concisas. Es importante encontrar el modo adecuado para que cada estudiante tenga claro que actividad tiene que hacer, cómo tiene que llevarla a cabo y cuándo es la fecha límite de entrega. Además, nuestro alumnado necesita conocer cómo se va a comunicar con sus tutores y docentes y la disponibilidad horaria para cuando surjan dudas o preguntas que no puedan contestar el equipo educativo del aula hospitalaria, como por ejemplo si se puede entregar un trabajo unos días más tarde.
Nuestros alumnos y alumnas ingresados en aulas hospitalarias echan de menos a sus tutores y sus profes, echan de menos sus compañeros y amigos, echan de menos el deporte, los juegos y, aunque no lo parezca, también las matemáticas. Echan de menos el patio y las actividades, echan de menos su silla y su mesa y, por supuesto, echan de menos su rutina, su escuela donde tienen sus proyectos educativos, sus proyectos de vida personales y un gran sentimiento de pertenencia que no dejan de recordar en el día a día de su vida hospitalaria.
En definitiva, nuestro objetivo como profesionales es mantener un vínculo estrecho entre el alumno ingresado y el centro educativo ofreciendo una educación integral. No perder el hábito de estudio, conseguir la motivación necesaria y preparar una vuelta satisfactoria al centro escolar son las metas a alcanzar por los profesionales de la educación ante este reto. Es de vital importancia dar visibilidad a este alumnado para que no caiga en el olvido.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.