Los síntomas principales son las dificultades en la comunicación y en la interacción social, además de la presencia de patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses específicos o dificultades de regulación sensorial.

Algunos signos de alerta son:

• Poco contacto visual y escasa sonrisa social.
• Retraso en el desarrollo del lenguaje. 
• Cuando hay lenguaje, puede ser literal, con dificultades para entender bromas o dobles sentidos, y también en la conversación recíproca.
• Falta de interés por otros niños.
• Dificultades para el juego en grupo.
• Pocas veces comparten intereses (por ejemplo, no señalan con el dedo las cosas que les llaman la atención para compartirlo con otra persona).
• Escaso juego simbólico (como dar de comer a muñecos o simular que los muñecos hablan).
• Pueden mostrar hipersensibilidad táctil, olfativa o auditiva. Les molestan los sonidos fuertes o algunos sonidos específicos. 
• Presentan intereses inusuales o intereses muy marcados en temas específicos.
• Pueden mostrar comportamientos repetitivos.